La insurrección del arte en San Miguel

Por: Grupo Kurós

Partiendo del concepto del arte como factor inherente al ser y por su cualidad de liberación expresiva, como elemento de cambio en las sociedades; es esencial reconocer que San Miguel de Allende necesita valerse de esta herramienta de nutrición y progreso.

La ciudad cuenta con la riqueza tradicional del pueblo y las suficientes cabezas artísticas para enfocar el movimiento en una proyección social. ¿Entonces, que hace falta para detonar la bomba del cambio?


El gobierno ha dejado olvidada la tradición artística del lugar, que tanto le remunera, con la atracción de turismo y nuevos residentes. En esta era de re concientización espiritual es momento de retomar viejas costumbres, no desde la acción como se ha venido haciendo, sino desde su fomento cognoscitivo para así poder hacer al lugareño poseedor de sus propias formas.

El sanmiguelense debe exigir la divulgación y reconocimiento de sus riquezas, la apertura administrativa a las iniciativas artísticas y sobre todo acceder a un movimiento colectivo; donde los independientes unan fuerzas en pro de la educación cultural.

Se deben abrir los canales del arte hacia el trabajo conjunto del artista y la población; dejando claro que el arte debe devolver al pueblo un poco del embeleso que éste le inyecta al momento de crear.

Así, la vía al progreso recae en la mancuerna artista-gobierno-población. Y San Miguel de Allende por su entorno, resulta ser el espacio ideal para demostrar que nuevos modelos de sociedad, con bases artísticas y apropiación cultural, son un camino viable y enérgico para la reestructuración social en todos los ámbitos.

San Miguel sólo necesita que el arte despierte de su actitud cansada frente a las negativas gubernamentales y exija el apoyo a lo que le corresponde. El gremio artístico debe ser colectivo no sólo a la creación, sino a la insurrección.